Qué ganas de creer en el hombre
cuando se lee a Neruda.
Qué ganas de ser socialista,
de dar la mano y de cantar.
Qué ganas de ver las estrellas
con un brillo de amor en la frente,
de ver en los granos de arena
un símbolo de humanidad.
Qué ganas de pegar papeles,
gritar en las marchas,
alzar los puños
e insultar.
Qué ganas de amar en derroche,
de comprendernos,
de estar todos juntos
y de luchar.
Pero qué triste verdad es el hombre,
sus negros demonios,
su gran soledad.
Qué amarga tristeza es la vida,
la mentira llamada pueblo,
el odio nuestro de cada día,
la sucia sociedad.
Inspiración exprés para escritores
Hace 7 años